Tan pequeño el hombre
No es casual que el joven artista AG sea argentino. Los argentinos nacidos hace treinta años vivieron la peor de las dictaduras durante su niñez y luego , más recientemente, una crisis económica que de manera más o menos directa, marcó toda creación .
En estos últimos años, las diferencias sociales se develaron brutalmente en los suburbios, la pobreza se desenmascaró y llegó a la ciudad . Ejércitos de buscadores entre los restos de basura llenan las calles al atardecer, familias enteras escarban los residuos de los otros para sobrevivir.
Garfunkel siente el dolor de la sociedad, expresa su angustia en estos cuadros.
Sus personajes, hombres y mujeres, anónimos y cercanos, saben que hay un sentido en las sucesivas capas: lo sabe su arqueólogo y lo saben sus personitas en la gama del azul que buscan en la superficie sospechando los fósiles que subyacen bajo la tierra. Y lo sabe el artista que busca el significado en el tiempo, en aquel horror que dejó estos esqueletos, en los fósiles de la memoria.
Dice Hermann Bahr en su libro Expresionismus de 1914 en referencia a los artistas de “El puente” (Die Brucke): “nunca tuvo el mundo ese silencio de tumba, nunca fue tan pequeño el hombre, nunca tuvo tanto miedo, ...”
Hay silencio en los cuadros de G, el silencio de la distancia con lo profundo y con el pasado. Hay expresión de sentimiento amoroso, de cercanía hacia esos seres que buscan
en la memoria como residuo físico.
Sus personas son pequeñas, porque es pequeño el presente en la eternidad de los tiempos. Conmueve la suave curva de sus cuerpos inclinados, formas redondeadas por la labor, por la existencia (no lima el tiempo las aristas?) Puede ser que tengan miedo, pero lo conjuran con la tarea. Como el artista.
Los cuadros de esta serie tienen la textura de la tierra seca , de la huella del hombre en el camino.Y tiene la paleta de la tierra americana, con sus sustratos que alguna vez fueron promesas y ahora viven en la calma del subsuelo esperando ser interpretados.
A. P.